Entrevista a mi tutor de enfermería: Miguel Prieto
¡Hola! Mi nombre es Isabel González-Vélez Racero, residente de primer año de Enfermería Familiar y Comunitaria en Distrito Sevilla Norte-Aljarafe en el Centro de salud Blas Infante, Coria del Río.
He querido entrevistar a mi tutor, Miguel Prieto Domínguez, Diplomado Universitario en Enfermería, Experto en Violencia de Género, Experto Universitario en Género y Salud, Máster Oficial en Estudios de Género como destacado en su formación. Luego, en cuanto a datos laborales de interés, es enfermero en atención primaria, coordinador provincial Red Formma Sevilla, coordinador posgrado en área de Formación Continuada del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, docente en Colegio Oficial de Enfermería de Sevilla en cursos relacionados con la Violencia de Género, evaluador experto de la Agencia de Calidad de Andalucía (ACSA) en Centros comprometidos contra la Violencia de Género, entre otros datos profesionales.
¿Por qué decidiste hacer enfermería?
En principio, por vocación y por mi familia, ya que mi abuela fue la matrona del pueblo (Villamanrique) y cuando antiguamente no existía la posibilidad del transporte al hospital ni nada, ella lo tenía también por vocación de su madre, o sea, mi bisabuela. Y de escucharla a ella, de las anécdotas, de las visitas a las casas, cuando atendía los partos en las casas, en los campos y pues tenía esa curiosidad de investigar más o de ver más allá de lo que ella me explicaba en las anécdotas, entonces pues creo que primero ha sido por interés, después por curiosidad y por último, por vocación. En el momento que empecé a estudiar enfermería fue realmente vocación.
¿Qué es lo que más te gusta de nuestra profesión?
Pues teniendo en cuenta que fundamentalmente es cuidar a los demás, precisamente el estar pendiente de las personas, de los pacientes, de su trayectoria a la hora de seguir su enfermedad, sus problemas de salud, el preocuparme de como buscar una solución, que estén en las mejores condiciones y confort. Si hablamos de paliativos pues que la familia, no sólo el paciente, sino que abrir un poco más el ámbito a la hora de ser más global, más holístico, estar más pendiente de la familia, como piensan, como lo están pasando, que estén en las mejores condiciones y de que haya el menor sufrimiento. Y en las condiciones en las que cuidamos a los demás que sea de la mejor manera posible y que disfruten dentro de su estado de enfermedad, en el mayor bienestar posible.
¿Por qué te empezaste a adentrar en el ámbito de la violencia de género?
Es un tema muy sensible para mí, el tema de igualdad, luchar contra la violencia de género y fundamentalmente la igualdad entre hombres y mujeres siempre lo he tenido presente en mi vida.
Trabajando en la UCI del hospital recuerdo una de las pacientes que me llegó, era una mujer en estado crítico, el marido le había pasado el coche por encima varias veces y le dañó prácticamente todos los órganos y no sé si tuve la suerte o la desgracia, no sabría como describirlo, me tocó a mí ser su enfermero referente. Fue una mujer que salió en prensa muchas veces y como hace ya muchos años aún no estaba la ley de violencia de género muy implantada ni todavía había mucho conocimiento de como actuar ante una situación de maltrato, entonces hubo mucha revolución en UCI del tema e policías, a nivel judicial porque la mujer estaba intubada, en coma. Se pensó en extubarla para comprobar si despertaba y podía declarar. Como había salido en prensa parecía aquello un pasillo de comedia, o respetó ningún tipo de intimidad y eso a mí me produjo mucha sensación de protección hacia ella y de pena, finalmente murió y a mi eso me chocó mucho, fue muy duro para mí.
Tenía dos hijos y explicarles la situación en las visitas de que la situación ya era irreversible y lo pasé muy mal, a raíz de ahí, pensé que había que hacer algo por la mujeres, por la lucha contra la violencia de género.
Eso pasó en 2006, y empecé a interesarme, a formarme, hice el experto de violencia de género en Granada, después el máster y adquirí conocimientos y habilidades para poder ayudar a esas mujeres que lo necesitan y que están en esa situación de indefensión, de baja autoestima, de bajo control sobre ellas mismas y es algo que debemos de erradicar, que es una problema de salud pública muy importante y como sanitario creo que debemos de implicarnos.
¿Qué cambios harías para mejorar la prevención de la violencia de género?
Pues principalmente a nivel de educación, porque esto es un tema educacional, desde que nacemos al hombre o al niño se le educa de una manera determinada y se le implica o adquiere unos valores, unas actitudes y un comportamiento distinto al que se le da a la mujer, se normaliza muchos comportamientos y yo creo que hay que empezar por la base, que es la educación, desde que los niños y las niñas son pequeños. Creo que es lo más importante para la prevención, o sea para que no lleguemos a que el hombre ejerza un control y un poder que se cree por derecho a la hora de controlar a las mujeres. Porque ellos se lo creen, lo normalizan y principalmente asumen que la única manera de resolver los conflictos es a través de la violencia; y yo creo que eso es
lo que hay que educar a los niños desde que son pequeños, que la violencia no es algo que se nazca con ella, que es aprendida y por supuesto se puede prevenir. Para mí lo más importante en la prevención, es la educación; educar en valores de igualdad en ambos sexos.
¿Crees que los sanitarios están formados para tratar a una mujer maltratada?
No, prácticamente no del todo. Hay mucha desinformación y muy poca formación en el ámbito del maltrato contra la mujer y de la violencia de género. Yo en mi experiencia como docente, impartiendo clases de la violencia de género, pues me di cuenta que la poca implicación del personal sanitario a la hora de apuntarse a los cursos de formación en este tema es muy baja; no voy a decir nula porque sí que es verdad que hemos avanzado mucho, pero el personal sanitario quizás a lo mejor le llame más la atención apuntarse a un curso de reanimación cardiopulmonar avanzada, antes que apuntarse al curso de la violencia de género. Por eso mismo como he dicho anteriormente, el machismo y el patriarcado está presente en la sociedad y tantos hombres como mujeres tenemos normalizadas multitud de actitudes, comportamientos y formas de actuar en la vida, que a la hora también de tener formación en violencia de género nos afecta y somos sensibles a ese tema de formación. Entonces sí que es verdad que la formación en violencia de género debería ser obligatoria como otros ámbitos u otras especialidades como por ejemplo personal de enfermería que trabaja en la UCI o que va empezar a trabajar; es un personal que obligatoriamente se tiene que formar en respiradores, en RCP avanzada, o sea que es algo que obligatoriamente tiene que manejar. Pues lo mismo, todos los sanitarios deberíamos de manejar como actuar ante una situación de violencia de género, como entrevistar a esa mujer, como podemos derivarla, como podemos ayudarla y como podemos quizás empoderarla para que a lo mejor en un futuro pueda presentar una denuncia, o separarse de la pareja que le está haciendo tanto daño o incluso cuidar su propia salud que es la que está afectada.
Aparte de atención primaria, ¿has trabajado en otros sitios?
Sí, aparte de atención primaria, que llevo desde el año 2011 y aparte he rotado por el hospital por varios sitios, como la UCI de hospital general y UCI pediátrica, que también fue un gran impacto para mí trabajar con niños a nivel de cuidados intensivos. He rotado por traumatología, en la unidad de rodilla. He estado también en cuidados paliativos, que fue una experiencia muy bonita, muy satisfactoria, donde aprendí mucho a la hora del valor humano, del valor que tiene la enfermería. Cuando antiguamente el Hospital Duque del Infantado todavía funcionaba como hospital y había una unidad de cuidados paliativos tuve la suerte de pasar por esa unidad
y ahí si verdaderamente fue uno de los momentos de mi vida a nivel laboral, que me di cuenta del valor de humanización que tiene la enfermería, y del valor tan importante que tenemos a la hora de cuidar a las personas en un proceso de enfermedad y ya en la última etapa de su vida; y también lidiar y cuidar de los familiares, ahí si es verdad que tuve un avance muy importante a nivel laboral.
En el hospital maternal también, he tocado un poco quirófano y durante 12 o 13 años he estado rotando por varios sitios, y sí que es verdad que rotar por varios sitios te da un amplio conocimiento de los cuidados de la enfermería en un ámbito muy global. Es verdad que como enfermero me siento muy realizado en atención primaria y por eso ya desde entonces opté por trabajar en comunitaria, que es donde me siento realizado como enfermero.
¿Cómo llegaste a ser profesor en la universidad?
Pues mi vocación por la docencia, también ha sido desde siempre prácticamente, ha sido algo paralelo. Estudiar enfermería fue vocacional y después de tener unos conocimientos de una materia específica como es a nivel sanitario la enfermería, pues sí que es verdad que me daba opción a pensar en que podía ayudar a otras personas ayudándoles y formándolos en una materia que es tan bonita y tan importante como es el cuidar a otras personas. En el momento que me adentré en la violencia de género y empecé a formarme y tener mas conocimiento en ese aspecto, pues consideré importante y oportuno, vista la poca formación que hay en sanidad en este aspecto, pues formar a otros sanitarios y bueno, tenía un curriculum amplio en ese momento, cuando se sacó las convocatorias y las plazas en la universidad. Llevo desde el año 2011 como profesor asociado clínico en la Universidad de Sevilla e imparto en primero, desde que tengo el amplio conocimiento en la violencia de género, imparto la asignatura de Género y Salud; en tercero imparto Enfermería del Adulto en el ámbito comunitario, y tutorizo a los alumnos de los Prácticum 3 y 4 principalmente. Y dirijo algún trabajo de fin de grado, son generalmente
todos relacionados con el ámbito de la igualdad de género o de la violencia de género. Y de ahí mi vocación a la hora de formar a los demás y adentrarme también en la educación.
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