Entrevista a mi R MAYOR: "Medicina como forma de vida"
Hoy entrevistamos a la doctora Elena Solís, residente de tercer año de Medicina Familiar y Comunitaria. Elena nació en Sevilla y es amante de los libros y la playa. Estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla, realizando sus prácticas en el Hospital Universitario Virgen del Rocío. Tras este periodo y la realización del examen MIR, comenzó su residencia en el Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla. Sus primeros años de residencia tuvieron lugar en el CS Utrera Sur, sin embargo, actualmente se encuentra en el CS Las Portadas, en Dos Hermanas. Tras este largo recorrido, aunque pequeño para lo que es la vida de un médico, nos puede dar una visión de los comienzos de un residente.
¿Por qué elegiste Medicina Familiar y Comunitaria como especialidad? ¿Hoy en día, crees que acertaste con tu decisión?
Realmente, mi primera opción era Pediatría, pero tenía muy claro que me gustaba el ámbito de la Atención Primaria. Desde mi etapa como estudiante tenía claro que donde más cómoda me sentía y más disfrutaba era en el Centro de Salud. Mi segunda opción era Medicina Familiar y Comunitaria porque abarcaba el ámbito que más me gustaba y me aportaba diversas salidas laborales.
A día de hoy, me alegro de no haber podido elegir mi primera opción, ya que después de rotar por distintas especialidades hospitalarias me he dado cuenta de que es la especialidad, sin duda, más bonita y completa. La Medicina de Familia te aporta un trato cercano y muy humano con el paciente, cosa que otras especialidades no pueden ofrecerte.
Desde tu punto de vista, ¿cuáles son las aptitudes más importantes de un médico de familia?
Desde mi punto de vista, las características más importantes que debe tener un médico de familia son la empatía y comprensión. Los pacientes no solo nos van a contar problemas físicos, si no que debemos ver su patología como un conjunto acompañado de problemas sociales y psicológicos influenciados claramente con su entorno, es decir, su comunidad. Además, tenemos que ser personas muy trabajadoras, con ganas de formarnos continuamente y con destreza en varios campos para poder ofrecer una atención lo más completa posible a nuestros pacientes.
¿Cuáles crees que son los puntos positivos de formarte como especialista de Medicina Familiar y Comunitaria en el AGS Sur de Sevilla? ¿Cambiarías algo de tus años de formación?
Cuando estuve informándome sobre los distintos hospitales en la provincia de Sevilla, sin duda el AGS Sur de Sevilla fue la que más me convenció. En el Hospital Universitario Virgen de Valme, el médico de familia es valorado como cualquier otro especialista, mientras que en otros hospitales quizás no se reconozca de la misma forma. Creo que la formación en este área es bastante completa y el personal que nos forma está muy preparado e involucrado con la docencia. Además, existe una gran oferta de distintos centros de salud en el área para formarse como para hacer guardias, lo que nos permite conocer diferentes sitios con poblaciones muy diversas lo que ayuda al desarrollo tanto de un médico de familia como médico de urgencias.
Respecto a mis años de residencia, puedo decir que estoy muy contenta. Tanto los profesionales a nivel hospitalario como mi tutora, están muy involucrados en la formación de los residentes, sea cual sea la especialidad.
¿Cómo ha afectado la pandemia en tu formación? ¿Crees que ha aportado cosas positivas en tu carrera como médica?
Siempre digo que siempre hay que buscar un lado positivo. Toda situación nos aporta nuevos conocimientos. La pandemia llegó cuando aún era residente de primer año y llevaba menos de un año trabajando, por lo que tenia muy poca experiencia. De repente, tuve que enfrentarme de una forma brusca a una situación nueva para todos. Sin embargo, creo que todos los que nos expusimos a esa situación hemos crecido como profesionales. Hemos vivido momentos muy duros que nos han hecho aprender y crecer tanto a nivel profesional como personal.
Respecto a la formación en “época COVID”, es cierto que hemos perdido algún rotatorio, la patología que normalmente se veía fue siendo sustituida por COVID (por ejemplo, en el rotatorio de pediatría se veían muy poco niños), entre otras consecuencias. Ha habido algunas carencias, pero que ,sin duda, creo que se puede compensar de alguna manera.
Muchas veces se tiene un temor desmedido a la primera guardia en la puerta del hospital, ¿cuál crees que es la clave para sobrevivir a la primera guardia de urgencias?
Creo que todos tenemos un miedo a la primera guardia ya que es el primer momento en el que te enfrentas solo a un paciente como “su médico”. Mi consejo es que todos hemos pasado por ese momento y lo hemos superado, por lo que cualquier residente puede hacerlo. Además, en el Hospital de Valme siempre vas a sentirte apoyado tanto por los adjuntos como por los residentes mayores, lo que hace que tu ansiedad disminuya un poco. Y, sin duda, lo más importante es que todas las guardias acaban.
Sabemos que las primeras semanas de adaptación pueden ser duras para cualquier residente, ¿qué consejos les darías para enfrentarse a esta nueva etapa?
Todo comienzo tiene un tiempo de adaptación que, personalmente, creo que es más duro si vienes de otra ciudad. Es verdad que el cambio de ser estudiante a trabajador es fuerte. Creo que la clave está en apoyarte en tus compañeros de residencia, ya que nadie va a conocer mejor cómo lo estás pasando que alguien que lo vive contigo. Con paciencia y ganas, todo va tomando su camino.
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