Entrevista a mi tutora, Ana García Ballesteros
Hola, me llamo Marta Cuadrado Quintana y soy residente de primer año de Medicina Familiar y Comunitaria en el Hospital de la Merced de Osuna. Finalmente he decidido hacerle la entrevista a mi tutora Ana García Ballesteros.
¿Siempre has querido ser médico?
No, tenía claro que sería de la rama de ciencias de la salud, pero hasta que no hice Selectividad no me decidí por medicina, creo que se trataba de una vocación que ni yo sabía que tenía, porque pronto supe que ésto, era lo mío.
¿Por qué decidiste ser médico de familia?
De entrada tenía claro que quería una especialidad médica, o a lo sumo médico-quirúrgica. No es que tuviera una clara vocación por la medicina de familia, pero si tenía claro que quería hacer una especialidad en contacto directo con el paciente, y en especial que tuviera un abordaje del mismo en todas las facetas de su vida: física, psíquica, emocional, familiar..., y no cabe duda de que la única especialidad que recoge todo eso es la Medicina familiar y Comunitaria; somos los verdaderos médicos de las personas, de ellas y de sus circunstancias, que no se pueden aparcar a la hora de enfocar un acto médico.
Has trabajado varios años en el servicio de urgencias, ¿qué es lo que más te gustaba de trabajar ahí? ¿Y lo que menos?
Las urgencias te ponen en contacto con un nivel de patología y tratamiento que no tenemos desde la asistencia en atención primaria. Para nosotros, cuando terminamos la especialidad, supone un “quitamiedos” inigualable en nuestro desarrollo como recién estrenados adjuntos, y creo que pasar un tiempo en urgencias al terminar la especialidad nos complementa mucho como médicos de cara a la asistencia en centros de primaria, y más si se hallan en zonas de difícil cobertura. De las urgencias me gusta el acceso continuado, fácil y directo con el resto de especialistas, lo cual nos sigue formando día a día y sobre todo el manejo de la patología emergente y seguimiento de patologías, que aunque tengan una primera asistencia en primaria, son necesariamente remitidas a urgencias para la continuidad de cuidados.
Por otro lado, tiene el inconveniente de que no hay un seguimiento longitudinal del paciente, los atiendes, se van y muchas veces no llegas a saber cómo concluye el caso, así como unos horarios que llevan a terminar muchas veces extenuada.
¿Cómo fue el cambio a atención primaria?
El paso a primaria no fue fácil, a pesar de que somos los mismos especialistas, los trabajos son completamente distintos, y después de 5 años en urgencias, volver a la AP supuso un proceso de reciclaje en el manejo de patologías crónicas , que aunque en urgencias también se manejan, se manejan desde el punto de vista de la descompensación y hay muchos conceptos que llegan a quedar olvidados, ya que la medicina avanza cada día, y por ello es tan importante seguir formándose en las novedades. No obstante, me encanta mi trabajo, me encanta conocer a mis pacientes, a sus familias, sus preocupaciones y sus éxitos, me encanta formar parte de sus vidas y sentir su respeto por mi opinión y por mi criterio, y eso solo se consigue siendo médico de familia en atención primaria.
¿Cómo te decidiste a ser tutora?
Siempre me ha gustado estar en contacto con los residentes, compartir su ilusión y empatizar con sus miedos e inseguridades, me he visto en ellos cuando estaba dando los pasos que ahora dan ellos. Creo que todos tenemos esa deuda con los nuevos médicos, ir transmitiendo los conocimientos como otros tutores lo hicieron con nosotros antes. A su vez, es un estímulo y una responsabilidad que me obliga a ser mejor médico, a querer seguir creciendo como profesional para poder transmitírselo a mi residente; y nuevamente, esta faceta docente, me sigue complementando como profesional.