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THE FINAL COUNTDOWN


Futuro R pequeño:

Si estás leyendo esto es que lo has conseguido, ¡Enhorabuena! (Supongo). Tanto si estás por devoción, por imposición, o porque ya no sabías qué hacer y llegaba tu momento de elegir. Tanto si querías esta ciudad como si tendrás que abandonar con nostalgia tu tierra natal. Tanto si este no era tu hospital Top 1, Top 5 o Top “Me da igual, solo quiero dejar de estudiar” como si tu sueño desde que tienes uso de razón consiste en formar parte de “El Buque Insignia” (¿En serio?). Tanto si esta es tu especialidad como si nunca te imaginaste como médico de familia. Para bien o para mal, eso es lo que eres. Un futuro R pequeño del Hospital Universitario Virgen del Rocío, así que lamento decirte que nos quedan unos cuántos años de sufrimiento compartido.

Antes que nada me presento. Yo soy tú, varios meses después. Está bien que nos vayamos conociendo…. En apenas unos meses estaremos compartiendo algo más. Con suerte crearemos un vínculo fraternal que te acompañará y te guiará durante tus 4 años aquí. Con mala suerte simplemente tendrás que aguantarme en guardias, reuniones informales, reuniones formales, congresos, en otros servicios en los que coincidamos; en las comidas navideñas, carnavaleras o en las comidas sin motivo; en la consulta de tu derecha o de tu izquierda. Así que ya que podemos elegir… (¡Corred, insensatos!).

Ya sé que tienes tantas dudas que no eres siquiera capaz de formular una de ellas, recuerda que soy tú. Después de leerme te surgirá otro millón, y créeme, las tendrás de manera constante desde el minuto después a la entrega de tu examen MIR y hasta ahora. “Acostúmbrate a la incertidumbre”, mi primer consejo. Y ahí va otro: “No pasa nada (que tú no quieras que pase)”.

Me siento en la obligación moral de advertirte, ¿reconoces esa sensación en tu interior que te dice que “por fin” se acaba todo y se cierra la etapa? ¡Pues olvídala! (¡Es mentira!). El MIR es el principio de algo totalmente diferente a lo que estás acostumbrado: Pasas de ser el mayor de la Universidad, al benjamín del Hospital y del Centro de Salud; de saber mucha teoría a no saber nada que puedas aplicar a la práctica; de no tener tiempo para otra cosa que no sea estudiar a…no, perdón, esto sigue igual que siempre. Sí, querido R pequeño, este es el camino que hemos escogido con todas sus consecuencias. Seguirás sintiendo que te falta tiempo y te sobran tareas que llevar a cabo, se añadirá la falta de descanso; la falta de tiempo para tus amigos o tu familia, incluso para ti; las tareas de tu Unidad Docente, las sesiones clínicas, el agotamiento mental de trabajar con personas no solo muy distintas a ti, sino que además están enfermas; el nuevo ambiente de trabajo, la independencia, la mudanza; y voy a parar porque me estoy estresando. ¡Esta es tu nueva vida, futuro compañero, bienvenido!

Si has llegado hasta este punto del texto imagino que te estás arrepintiendo de no ser…barrendero, por ejemplo. Pinta feo el futuro que se te viene encima, ¿eh? Pues déjame decirte algunas cosas más. Sí, querido R pequeño, el camino que tienes (tengo) por delante es duro. ¡No nos engañemos! Nos quedan muchas noches en vela (y en vilo)…porque ahora ya no son libros los que debemos entender, ahora son unos seres con ojos, sentimientos y una historia: personas, los llaman. ¿Te suenan? No son horas en un aula deseando que la charla termine porque no vemos utilidad (aunque de eso todavía tenemos algo), son horas interminables enfrentándote a un grupo de personas que no tienen más opción que ponerse en tus manos esperando de ti lo que ellos no son capaces de solventar. Ya no estudias para un examen, el examen ahora es la vida, la tuya y la de ellos; ahora estudias porque no soportas ver una y otra vez a ese paciente que viene porque nada de lo que haces le ayuda y ya no sabes qué más pasos dar. Nos quedan muchas charlas nocturnas en urgencias porque no cabes en ti de gozo después de haber diagnosticado tu primer cólico nefrítico; después de que descubras que esa neumonía que asegurabas que tendría ese hombre de 40 años que “se asfixia” no era más que un resfriado y tienes que reírte por no llorar. Nos quedan muchos abrazos y apretones escondidos en los pasillos porque no eres capaz de controlar las lágrimas después de perder a tu primer paciente, o a tu segundo, o a tu tercero. Nos quedan muchos desayunos de saliente, porque no tiene precio vernos las caras después de la guerra mientras saboreamos un desayuno gourmet (una tostada, sin más… ¡pero qué bien sabe en ese momento!). Nos quedan muchas cervezas después del centro de salud. Nos quedan muchas cosas por aprender juntos; nos queda que me enseñes, que te enseñe. ¡Y esta también es tu nueva vida!

Te esperan infinitos cambios. Cambios para los que probablemente no te sientas preparado. Te espera una nueva etapa llena de cosas que van a enriquecerte como profesional, y como persona. Te esperan compañeros que serán como herman@s, compañeros que serán tus amigos, y compañeros que solo serán eso. Te espera un centro de salud, te espera un hospital, te esperan unos pacientes. Te espero yo.

Querido R pequeño, después de todo, lo que intento decirte es que la residencia está siendo la mejor etapa de mi vida. Y confío en que será la mejor de la tuya. Aprende, este es el momento de verdad. No tengas miedo. Disfruta. Sueña, porque empiezas algo donde todo es posible. Sé tu mejor versión. Haz que el resto seamos la nuestra. Vive. Sé feliz. Y si me haces caso, te darás cuenta de que en medio de todo eso te estarás convirtiendo en el médico que siempre has querido ser.

Will things ever be the same again?

It’s the final countdown.

Atte: Tu futura R mayor.


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