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Mi maestra Jedi


Me gustaría presentaros a mi tutora. Se llama Visitación González Igeño, nacida en Andújar (Jaén) y desde pequeña sintió vocación por la medicina. Tuvo la oportunidad de estudiar en la universidad de Salamanca. Deseaba una especialidad que permitiera una relación estrecha con el paciente y que pudiera verlo en su globalidad, por ello, estuvo debatiéndose entre medicina interna y medicina de familia. Finalmente, se decidió por familia, por la posibilidad de trabajar en el servicio de urgencias y en atención primaria. Bajo su punto de vista, ambas vertientes de la especialidad tienen sus ventajas, por un lado urgencias, que proporciona una gran satisfacción personal por tratar cuadros más complejos y graves, y atención primaria, que tiene la posibilidad de ver al paciente en su globalidad teniendo en cuenta factores sociodemográficos y psicobiológicos, además de ver su evolución. Ha trabajado en varios lugares previos a Estepa. Su primer destino fue en un centro de salud de la provincia de Jaén. Posteriormente, durante 6 años trabajó en el Hospital de Jaén en el servicio de Urgencias. 4 años en atención primaria en Casariche y finalmente, en Estepa. En este centro de salud lleva 3 años. Una de las razones por las que decidió Estepa fue por la posibilidad de tutorización, ya que opina que es muy satisfactorio transmitir conocimientos, ver distintos puntos de vista de una misma realidad y en definitiva, ilusión por ayudar a futuras generaciones. Una de sus principales habilidades es la terapia psicosocial y la promoción de la salud, aunque tiene interés en ampliar conocimientos y empezar con cirugía menor e infiltraciones.

Le pregunté qué debía tener un buen médico de familia y sin duda, me contestó que un buen médico es aquel que se preocupa por actualizarse en cuanto a conocimiento y al mismo tiempo tiene empatía y asertividad. Así se favorece una buena relación médico-paciente y por tanto se obtiene un mejor cumplimiento terapéutico. Sin embargo, esta profesión también tiene aspectos negativos, como por ejemplo el escaso tiempo del que disponemos por paciente para atender en consulta, las exigencias sociales y de nuestros propios compañeros (de otras especialidades) por ser los médicos más cercanos y accesibles para el paciente. ¿Qué se podría modificar del sistema sanitario? Mi tutora defendió disponer de más tiempo por paciente, mejorar la comunicación con la medicina especializada y no ser infravalorados por los especialistas hospitalarios. Sin embargo, pese a los aspectos negativos de la profesión siempre es optimista y termina la mañana con la satisfacción de ayudar a personas y trabajar en lo que verdaderamente desea.

Por último y no menos importante, hay más aspectos positivos a destacar de mi tutora además de su labor como médico. Es una gran fan de Star Wars (tiene la consulta decorada con muchos muñecos, pósters…), del mundo del motor y de la música. En nuestros ratos libres charlamos de medicina, hobbies y en definitiva, de la vida. Espero seguir aprendiendo junto a ella. Al finalizar la jornada, por muy dura que ésta sea nos vamos con una sonrisa a casa y con nuestra frase: ¡Qué la fuerza nos acompañe!

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